El Mal, la Mentira y las Próximas Elecciones - José H. Canale

Este artículo fue publicado originalmente en el Diario La Vanguardia de Balcarce. Canale es empresario y productor agropecuario.


“Degollé tantos niños que perdí la cuenta”
(Declaraciones recientes de Leah Torres, abortista estadounidense).


Apoyé con pasión y esperanza al espacio de “Cambiemos” que hoy gobierna la República Argentina. Pero la cúpula de esta coalición gobernante cruzó el límite de lo tolerable. La promoción del aborto (hecho arteramente planteado y con muchas sospechas de corrupción) “de facto”, después su rechazo por el Senado de la Nación, es una de esas razones. La otra, la fanática implementación de la Ideología de Género (se tomaron 200 millones de dólares del BID para tal fin, como si no hubiera necesidades básicas insatisfechas en el país). 


Más allá de ser consciente que hay gente de buena voluntad y funcionarios o gestiones destacables (como la actual gestión de Cambiemos en Balcarce, por ejemplo), frente al espanto del kirchnerismo, creo imposible seguir apoyando a una coalición que traicionó valores, vidas inocentes, sus propias promesas y todo el marco legal (incluyendo un aspecto fundamental como la división de poderes). 


Jamás la traición y la mentira, en ámbitos sagrados como las vidas inocentes y la inocencia de vidas (destrozando la educación con la Ideología de Género), se han presentado de esta manera. Es la hora de estadistas con coraje que puedan sumarse a alternativas que respeten derechos inviolables e indiscutibles. 

Ruego aparezcan, para evitar volver a un pasado horrendo y evitar caer en un futuro que, aunque sea menos corrupto en lo económico (que creo que es así), marque un retroceso. Necesitamos dirigentes y políticos con sentido común y valentía.

Tremenda realidad a la que la cúpula gobernante abrió las puertas, con todo el negocio que está detrás de un aparato siniestro. La presencia de Planned Parentbood en la República Argentina y el contrato con la espeluznante Fundación Huésped, son sólo dos muestras de un gobierno embarcado en una “agenda global” que, vale decir, no es otra cosa que el desprecio por la vida y los valores.





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